¿COMO VIENEN LAS MALDICIONES SOBRE UNA PERSONA?

 

 Las maldiciones, y los demonios que Satanás envía para activarlas, entran a la persona por la puerta del pecado. Cada vez que alguien no obedece la Palabra de Dios, hay una maldición relacionada con este acto rebelde.

 

"Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén" (Deuteronomio 27:26).

 

Hay pecados que muchos no consideran como tales. Por ejemplo, la ira. Algunos dicen que la ira es solamente una emoción. Esto es cierto, pero si una persona desobedece la Palabra en cuanto a la ira, abre la puerta para la entrada de una maldición. "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo" (Efesios 4:26-27).

 

Si por alguna circunstancia me lleno de ira contra mi esposa, y me acuesto todavía con ira, doy lugar al diablo al desobedecer la Palabra de Dios.

 

Otro pecado común entre el pueblo de Dios es la falta de perdón. Hemos recibido el mandamiento de perdonar a u n a nuestros enemigos. Cuando decidimos no perdonar, Dios Padre nos entregará a los verdugos (Mateo 18:34-35).

 

Frecuentemente muchos de nosotros, por causa del resentimiento y la falta de perdón en nuestro corazón, recibimos las maldiciones de diversas enfermedades.

 

El llevar amuletos u objetos de buena suerte en el cuerpo, o tenerlos en el hogar, abre la puerta para la entrada de maldiciones.

"Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios; y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema" Deuteronomio 7:25-26).

 

El compromiso con cualquier tipo de ocultismo es abominación al Señor nuestro Dios. El ocultismo es compromiso en lo siguiente:

 

• La percepción extrasensorial • La magia negra (telepatía) o blanca• La adivinación • El hipnotismo • El horóscopo • La levitación • La proyección astral • La tabla ouija • Los amuletos • La necromancia • El culto al diablo • La adivinación.

"No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios" (Deuteronomio 18:10-13).

 

También es posible por el linaje sanguíneo heredar maldiciones que vienen de nuestros antepasados. Estábamos en los lomos de nuestro padre, de nuestros abuelos, y de nuestros bisabuelos, etc. Una maldición puede venir desde diez generaciones atrás.

"No entrará bastardo en la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la congregación de Jehová" (Deuteronomio 23:2).

 

"...porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen" (Éxodo 20:5).

 

De estos dos pasajes vemos que las maldiciones pueden entrar en la línea de sangre a causa de las prácticas de nuestros antepasados. Ahora, vamos a cancelar estas maldiciones, y a ordenar que los demonios que obraban en nosotros a causa de ellas, salgan de nosotros en el nombre de Jesús .

 

Los Demonios ¿Cuál es su origen?

  

He escuchado dos teorías principales concernientes al origen de los demonios:

  

1. Son algunos de los ángeles caídos asociados con Satanás en su rebelión contra Dios.

2. Son espíritus sin cuerpo de una raza pre-adámica que pereció bajo algún juicio de Dios no registrado en detalle en las Escrituras.

 

No creo que las Escrituras nos provean suficiente evidencia para decir con seguridad cuál, si es que cualquiera de esas teorías es correcta. Debo decir, sin embargo, que sobre la base de mi experiencia, encuentro difícil creer que los demonios son ángeles caídos. Parece claro para mí que incluso los ángeles caídos todavía mantienen su lugar de habitación en algún lugar en las "regiones celestes" (Efesios 6:12), aunque no "en el tercer cielo" donde Dios habita (2 Corintios 12:2-4). No es bíblico, por tanto, representar a los ángeles operando continuamente en el plano de la tierra.

 

Los demonios, por otro lado, parecen ser criaturas terrenales.

 

Los demonios, tal y como los he encontrado, demuestran una gran variedad de trazos de carácter. Algunos son agresivos, violentos y sobrenaturalmente fuertes. Otros son débiles, acobardados, incluso ridículos - características que uno no esperaría encontrar en los ángeles, incluso cuando son caídos.

 

Déjame ilustrarlo con un caso concreto. Una mujer me había pedido que acudiera para echar fuera los demonios de su marido. Tras haber orado con él durante algún tiempo, él demostró señales de volverse violento. A estas alturas su esposa me llevó a un lado y dijo: "En casa él me tira las sillas encima".

 

¿Por qué no me dijo eso antes de pedirme para orar por él? Me dije a mí mismo, ¡decidiendo no ponerme en una situación como esa otra vez!

  

Después de un tiempo, a medida que continuaba orando por el hombre, lo que parecía ser el último demonio habló a través del hombre y dijo: "Soy inmundo".

 

No deseando hacer preguntas y avergonzar al hombre delante de su esposa, simplemente le dije: "Tú, demonio de pensamientos inmundos, ¡sal de este hombre!" La frase un tanto vaga "pensamientos inmundos", pensé, no sería embarazosa.

 

Sin embargo, el demonio contestó: "Ese no es mi nombre".

 

"Si es tu nombre o no, no me importa", dije. "¡Te ordeno que salgas en el nombre de Jesús!"

 

Finalmente el demonio salió del hombre, pero protestando hasta el final: "Ese no es mi nombre".

 

Mi opinión subjetiva es que ningún ser angelical, ni siquiera un ángel caído, se comportaría de esa forma.

 

La literatura griega clásica puede ofrecernos alguna luz sobre la naturaleza de los demonios. El filósofo Sócrates, por ejemplo, reconoció que tenía un daimonion influyendo en algunas de sus acciones. Este daimonion nunca le decía positivamente lo que debería hacer, pero le advertía negativamente que no debía hacer ciertas cosas. Una vez, por ejemplo, un grupo de hombres le esperaban a Sócrates en el mercado, planeando atacarle. Su daimonion le advirtió que no fuera al mercado ese día.

 

En nuestra terminología, probablemente clasificaríamos a eso como la obra de un espíritu de adivinación. Con todo, estaría fuera de línea con el griego sugerir que Sócrates tenía a un ángel caído guiándole.

 

Encuentro difícil de creer que algún ángel pueda tener el intenso deseo lo que es característico de los demonios de ocupar un cuerpo humano o, si eso falla, el cuerpo de un animal como un cerdo. Ciertamente, para un ángel, eso sería un lugar de confinamiento, no uno a través del cual un ser así podría expresarse.

 

Es verdad que para el propósito específico de tentar a Adán y Eva a la rebelión, Satanás sí vino a ellos temporalmente en la forma de una serpiente. Pero pasajes subsecuentes de las Escrituras dejan claro que no continuó ocupando el cuerpo de una serpiente.

  

Otra vez en Lucas 22:3-4 el escritor registra: "y entró Satanás en Judas...y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo [a Jesús] entregaría". Esto no indica necesariamente que Satanás entró en Judas en persona.

 

Anteriormente el escritor describe cómo Jesús sanó a una mujer que tenía la espalda encorvada, expulsando un "espíritu de enfermedad" de ella (Lucas 13:11). Comentando sobre esto, Jesús describió a la mujer como "una hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años" (versículo 16). La causa verdadera e inmediata del estado de la mujer era "un espíritu de enfermedad", pero como ese espíritu era guiado y controlado por Satanás, su actividad se atribuía al mismo Satanás. Jesús dijo que Satanás la había "atado".

 

De manera similar, al llevar a cabo la traición de Jesús, Satanás puede haber actuado a través de algún demonio que hizo entrar en Judas (Puede haber sido un espíritu de codicia, ya que Judas aparentemente era motivado por el amor al dinero). Alternativamente, si Satanás sí entró en Judas en persona, hubiera sido similar a su tentación a Adán y Eva. Su aparición a ellos como una serpiente fue una acción especial que duró sólo un corto tiempo.

 

Persiste el hecho de que hasta este momento, el cuartel general de Satanás y su residencia permanente todavía se encuentran en "las regiones celestes".

 

Los Demonios ¿De las regiones celestes o de la tierra??

  

En el capítulo 2 señalé que la palabra griega para demonio (daimonion) se deriva de una palabra primaria, daimon. ¿Qué es, entonces, un daimon La mitología griega, que en el mejor de los casos es un espejo fracturado, representa dos principales órdenes de "dioses" que habitan en las "regiones celestes". La más alta se llama theos (plural de theoi). La más baja se llama daimon.

 

Una función especial de los daimons aparentemente era asignar a cada ser humano el destino señalado por los theoi (los dioses en el nivel más alto). Son dominados y dirigidos por los"dioses" que están en el nivel más alto. Posiblemente, los theoi dirigían a los daimons, los cuales a su vez dirigían a los daimonions.

 

Puede ser difícil para aquellos que piensan sólo en inglés formar una imagen clara de esas tres órdenes de seres espirituales, porque al idioma inglés le falta el vocabulario necesario. Un theos se traduce fácilmente por un "dios" y un daimonion por un "demonio", pero no existe ninguna palabra inglesa obvia para la categoría inmediata, un daimon. En este libro, he escogido usar la forma transcrita daimon.

 

Es posible que las dos categorías de theoi y daimons se correspondan a lo que Pablo llama en Efesios 6:12 "principados y potestades" ['gobernadores y autoridades", NVI. Ambos aparentemente residen en "las regiones celestes".

 

Por otro lado, el Nuevo Testamento parece retratar a los daimonions (demonios) como terrenales. No hay ninguna sugestión de que hayan descendido de las regiones celestes, o que suban a ellas.

 

En Mateo 12:43-44,Jesús da un cuadro de la actividad de un demonio: 

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos,

buscando reposo, y no lo encuentra. Entonces dice: volveré a mi casa de

donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.

 

No hay ninguna sugerencia de que el demonio descienda de las regiones celestes o ascienda a ellas. El verbo griego traducido como "anda por" es aparentemente usado sólo para el movimiento sobre el plano terrenal.

 

Los theoi, daimons y daimonions están unidos en una guerra sin tregua contra la raza humana. Bajo el dominio de Satanás, trabajan juntos para infringir a la humanidad toda forma posible de daño, engaño y tormento.

 

Supongamos por un momento que dos daimonions son espíritus que una vez han ocupado los cuerpos de miembros de alguna raza pre-adámica que llevaban una vida impía y pecaminosa. En su presente condición, con todo, no tienen ninguna manera de dar expresión a las varias pasiones y lujurias y a las emociones que desarrollaban en sus cuerpos anteriores. Se puede concebir que ellos pudieran encontrar algún tipo de liberación vicaria, viviendo sus lujurias, pasiones o emociones a través de cuerpos humanos. Esto explicaría una característica dominante de los demonios: su intenso deseo de habitar y obrar a través de la carne humana.

 

Precisamos recordar que la Biblia registra solamente la historia de la raza que descendió de Adán. En esta conexión, ella usa la frase hijos (descendientes) de Adán. Fue para redimir a los miembros de esa raza que

Jesús vino como "el postrero Adán" (1 Corintios 15:45). Si otras razas existieron antes de Adán, la Biblia no hace ninguna referencia explícita a ellas. En su libro Earth's Earliest Ages (Las Edades Primitivas de la

Tierra-1876, reimpreso por Kregel en 1975), G. H. Pember trata esta cuestión ampliamente.

Considero que esta teoría del origen de los demonios es una hipótesis posible, pero me satisface no seguirla más a fondo. Hay algunas cosas que Dios mantiene secretas (véase Deuteronomio 29:29), y es ridículo intentar husmear en Sus secretos.

 

Es posible que ninguna de las dos teorías sobre los demonios sea correcta- que no sean ni ángeles caídos ni espíritus incorpóreos de una raza anterior. Sin embargo, nuestro concepto de los demonios tiene un efecto

práctico en cómo tratamos con ellos. Me he enfrentado a muchos demonios de diferentes tipos, pero nunca he tenido la impresión de que estaba tratando con seres angelicales.

 

Por otro lado, he tenido un cierto número de contactos con ángeles satánicos a través de la oración intercesora y de la guerra espiritual, la cual podría ser descrita de la mejor manera en las palabras de Pablo en Efesios 6:12: "Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra...los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".

 

El Nuevo Testamento no muestra a Jesús ni Sus apóstoles "luchando" con demonios. Más bien, ellos confrontaban a los demonios (como he dicho en el capítulo 3) y ejercían la autoridad necesaria para expulsarlos.

 

Los Demonios ¿Qué son?

  

Cuando las personas llegan a ser conscientes de la realidad de los demonios, generalmente dos preguntas afloran: ¿Qué tipo de criaturas son? y ¿Cuál es su origen? ¿Qué tipo de criaturas?

 

Describo a los demonios como seres espirituales no encarnados que tienen un intenso deseo de ocupar cuerpos físicos. Aparentemente su primera elección es un cuerpo humano; pero antes que permanecer en una

condición no encarnada, están dispuestos a entrar incluso en el cuerpo de un animal (véase Lucas 8:32-33).

Es difícil para nosotros abrigar la idea de una persona sin un cuerpo. No obstante, aunque los demonios no tienen cuerpos, tienen todas las marcas de personalidad normalmente aceptadas:

 

1. Voluntad

2. Emoción

3. Intelecto

4. Conciencia de sí mismo

5. Habilidad para hablar

 

 

1. Voluntad

El demonio que ha salido de un hombre dice: "Volveré a mi casa de donde salí" (Mateo 12:44). Aquí el demonio ejercita su voluntad para tomar una decisión, y luego la sigue con la acción correspondiente.

 

2. Emoción

"Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan" (Santiago 2:19). El temblar es una señal externa de intensa emoción. Como he dicho, en algunas ocasiones he visto a una persona endemoniada, al ser confrontada con la autoridad de Cristo, empezar a temblar violentamente. Esta puede ser una manifestación externa del miedo del demonio en el interior.

 

3. Intelecto

Los demonios tienen conocimiento que no se deriva de fuentes naturales. La primera vez que Jesús se enfrentó a un hombre endemoniado en la sinagoga de Capernaum, el demonio habló a través del hombre y dijo: "Sé quién eres. El Santo de Dios" (Marcos 1:24). Pasó más de un año antes que los propios discípulos de Jesús se diesen cuenta de 10 que este demonio discernió inmediatamente.

 

4. Conciencia de sí mismo

Cuando Jesús le preguntó al hombre endemoniado en la región de los gadarenos: "¿Cómo te llamas?", contestó un demonio en su propio nombre y en el de los demás demonios: "Legión me llamo; porque somos muchos" (Marcos 5:9). El demonio conocía tanto su propia identidad como la de los demás demonios que ocupaban este hombre.

 

5. Habilidad para hablar

En los tres primeros evangelios y también en Hechos, vemos varios ejemplos de demonios capaces de hablar a través de los órganos vocales de las personas a quienes ocupaban. Podían contestar a preguntas y seguir una conversación. Normalmente consideramos la habilidad de hablar como un signo distintivo de la personalidad.

 

ACTIVIDADES DE LOS DEMONIOS

Los demonios, en general, son secuaces incansables e incondicionales de Satanás, organizados para llevar acabo sus malévolos propósitos comunes.

 

PROMUEVEN EL PIAN DE SATANÁS

Debido a sus limitaciones en cuanto a tiempo, espacio y poder, Satanás debe extender su influencia usando a sus muchos ángeles. Él es el dictador poderoso que exige y se asegura de su lealtad. Allí no hay oportunidad para un ejército dividido (Mt 12.24-26). Ellos están constantemente ocupados, trabajando sin el descanso que requieren los humanos. Al combinar sus recursos de información y poder, planean poderosamente la promoción de la maldad en lo cual tienen milenios de historia triunfal. Tratan de controlar a los individuos (Ef 2.1-2), a los gobiernos (Dn 10.13,20) ya todas las filosofías del mundo y el curso de la historia On 12.31; Ef 6.11-12; 2 Ts 2.8-10).

 

SE OPONEN A LOS PROPÓSITOS DE DIOS

Los demonios promueven la rebelión contra Dios entre los hombres. Cuando Satanás dijo: «Seré semejante al Altísimo», introdujo entre los ángeles una filosofía centrada en la criatura (Is 14.14; Ez 28.16, 18). Y vino al hombre con la misma mentira: «Seréis como Dios» (hebreo, elohím, poderoso o poderosos). Los resultados fueron idénticos: culpa, muerte y degradación. El anticristo de Satanás será el epítome de la rebelión, ((el hombre de pecado... haciéndose pasar por Dios» (2 Ts 2.3-4). Él reunirá a los hombres para hacer la guerra contra Dios y Cristo en la tribulación (Ap 16.14), después de ser liberado de su prisión milenial (Ap 20.7-9).

A los demonios les encanta denigrar el carácter de Dios. Quieren que creamos que Dios no es amoroso, amable, considerado, justo o fiel, sino que es limitante, severo y protector de su propia posición (Gn 3.1-5).

Los demonios llevan al hombre a la idolatría y lo mantienen engañado mediante el despliegue de poderes sobrenaturales, como es el caso de los dioses de Egipto. Las plagas fueron contra los ídolos egipcios (Éx 12.12) y prevalecieron contra los magos egipcios (Éx 7.12-13; 8.18-19; 9.11). En el Antiguo Testamento rendir culto a los ídolos era adorar a los demonios (Sal 106.36-38).

 

Al oponerse a Dios, los espíritus malos promueven en el mundo las religiones falsas y una amalgama de cultos cristianos. Se trate de religiones animistas donde la superstición, la magia y la adoración de espíritus esclaviza a los hombres, o de atractivos sistemas filosóficos que en apariencia promueven 10 bueno, la dinámica es la misma: el trabajo de los demonios de apartar al hombre del único y verdadero Dios y de su Hijo unigénito, el único Salvador para todo el mundo.

 

OPRIMEN A LA HUMANIDAD

Los medios son el engaño y la degradación, yel objetivo es la destrucción. Los demonios odian a Dios y a los que fueron hechos a la imagen de Él. Por eso tratan de arrastrar a los más que puedan alIaga de fuego; los privan de disfrutar de la verdadera vida y de la gracia de Dios. Ellos son antagónicos y malévolos.

 

A veces, los demonios afligen a los hombres usando la naturaleza (Job 1.12-19; 2.7). Para degradar al hombre hecho a la imagen de Dios, los llevan a filosofías humanistas centradas en la criatura (Ro 1.18-32; Ef2.1-3). Y esto conduce a la perversión y corrupción de los poderes dados por Dios en la religión, la sociedad y el sexo.

 

Apartan al hombre de la verdad. Evidentemente promueven lo malo, pero a veces para enceguecer la mente del hombre y alcanzar sus fines perversos promueven cosas que parecen buenas. Los demonios odian la gracia de Dios y la doctrina de la salvación por gracia mediante la fe únicamente en Cristo. Para conseguir sus propósitos, enceguecen las mentes de los hombres (2 Co 4.3-4). Promueven el legalismo (GI3.1-3; 1 Ti 4.1-8) Yuna vida libertina (l Jn 3.8; Jud 4).

 

Algunas de sus actividades destructoras incluyen atacar los cuerpos de los hombres con mudez (Mt 9.32-33), ceguera (Mt 12.22), deformidades (Lc 13.11-17) y convulsiones (Mt 17.15-18). La Biblia no dice que todas las enfermedades son demoníacas, pero distingue claramente las que son naturales de las que son provocadas por demonios (Mt 4.24; Lc 7.21). Pueden inducir al hombre a autoflagelarse (Mc 5.5; 9.22) ya destruir a otros (Ap 18.2,24). También pueden matarlo directamente (Ap 9.14~ 19).

 

Ciertos desórdenes mentales son provocados por los demonios. Algunas apariencias de locura .tales como el aisla.miento, desnudarse en público, el mal genio, la suciedad y las convulsiones revelan a veces la presencia demoníaca (Lc 8.27-29). Algunas manías suicidas tienen su origen en el espíritu traicionero de los demonios (Mc 9.22): Tales perturbaciones mentales pueden ser de origen humano, pero Si adoptamos una verdadera visión bíblica del mundo no podemos excluir la presencia demoníaca. Alfred Lechler registra algunos casos modernos de presencia demoníaca en perturbaciones mentales.

 

Debemos mencionar el fenómeno que este libro tratara de analizar, que es el de la demonización, o el ser habitado por demonios. A través de este poder, los demonios tratan de controlar a Ciertas personas para promover sus propios planes. A veces, los humanos resultan extraordinariamente cooperadores en tanto que otras se resisten a hacer lo que se quiere que hagan. Hablaremos de eso en el capítulo siguiente.

 

SE OPONEN A LOS CREYENTES EN CRISTO

No se equivoque en esto. El principal blanco de Satanás. es el cristiano. Él odia a los creyentes pues están a favor de su archienemigo: Cristo Jesús. «La actividad de los demonios está tan íntima e inseparablemente unida con su príncipe líder que en lugar de diferenciarlos, los identifica con él".

 

Las fuerzas malignas de Satanás son lanzadas contra el creyente para tratar de llevar a cabo sus planes (Ef6.10-1.1). Atacan su confianza en Dios y en su Palabra (Mt 16.22-23; 1 Ti 4.1). Lo tientan para que peque (l Cr 21.1-8; Ap 2.12-14). Promueven la inmoralidad (l Co 7.2, 5). Les encanta destruir los matrimonios cristianos. Pueden provocar enfermedades físicas (Job 2.7-9; 2 Co 12.7).

 

Los demonios pueden dividir y destruir la unidad genuina en la iglesia, tanto local como universalmente. Usan divisiones doctrinales a través de falsos maestros o charlatanes (l Ti 4.1-3). Ponen en duda la deidad genuina, la humanidad genuina, o la historicidad misma de Cristo (l Jn 4.1-4; 2 Ti 3.5; 2 P 1.16). Usan divisiones a través de los celos, las ambiciones personales, la arrogancia y el culto a la personalidad (Stg 3.14-16; 1 Co 3.1-4). Crean asperezas y falta de perdón (2 Co 2.5-11; Ef4.26-27).

 

Una de sus delicias es falsear el ministerio cristiano. Obstruyen la comunicación e incitan la incomprensión (l Ts 2.2-18). Pueden influir en los gobiernos locales y nacionales para que se opongan a la difusión de la verdad (2 Ts 3.1-2). Incitan a la persecución y al encarcelamiento (Ap 2.8-10) e incluso al asesinato de los verdaderos creyentes (Ap 18.2,24).

 

SON LIMITADOS POR DIOS

Las actividades de Satanás y los demonios están controladas y a menudo son neutralizadas por Dios. Él cumple todos sus buenos propósitos y al final hará que triunfen la justicia y la gracia.

 

Dios puede usar los poderes de los demonios para corregir las deserciones (1 Ti 1.19-20) o la inmoralidad (l Co 5.1-5). Mediante las dificultades infligidas por ellos, los creyentes pueden crecer en discernimiento Oob 40.1-3; 42.1-6) y aprender a confiar en Dios más ampliamente (2 Co 12.7).

 

Dios ha usado a los demonios para derrotar a los impíos. Probablemente los haya empleado como «un ejército de ángeles destructores » «(una delegación de ángeles malos», dicen otras versiones) para que juzgaran a Egipto. Dios juzgó aAcab y decretó su muerte permitiendo que lo guiara un espíritu de mentira en boca de un falso profeta (l R 22.20-38).

 

Cuando los demonios son expulsados queda en evidencia el poder de Dios sobre el mal y las criaturas rebeldes (Lc 10.17-19). Cristo aparece como el fuerte que libera de Satanás y los demonios (Mt 12.28-29). Sus liberaciones milagrosas apoyaban sus afirmaciones y su autoridad (Mc 1.27). Dios dará a conocer su justicia y la ruindad del maligno cuando Satanás y sus ángeles sean lanzados al lago de fuego (Ap 20.10).

 

A pesar del impresionante poder de Satanás y los demonios, los creyentes deben descansar confiadamente en su Creador y Salvador soberano. Él derrotó a las huestes de Satanás en la cruz del Calvario, controla todas las cosas, y en su sabiduría garantiza un amor y fidelidad que nunca nos dejará ni nos abandonará. No hay demonio que pueda separarnos del amor de Cristo (Col 2.15; Heb 13.5). Los demonios creen y tiemblan (Stg 2.19). Los creyentes deben creer y confiar.

 

 

 

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